Ni el averno me daría hospedaje como hija
predilecta si supiera de la manera en la que
te vienes a mi cabeza.
Nací sin querer, como algo inesperado en un
mundo que empezaba a despertar en medio
de ruinas.
Encontrarte fue como un baile desordenado
de luces y sombras chinas.
No podrías saciar la sed que dejaste en mis
extremidades y en mis cutículas.
En ocasiones sigo andando en círculos buscando
el comienzo del Big Bang, demasiadas veces.
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