Mañana volverá a despertarlo la maldita
acidez de estómago. Abrirá con pesadez
los ojos soldados a los párpados.
Se masturbará durante la primera ducha
pensando en la vecina que siempre deja
parte de su esencia vaporizada en el ascensor
comunitario, suele hacerlo a menudo.
Pagará el euro con treinta y seis céntimos en
el tedioso peaje de cada día, quemará rueda en la
frenada y gasolina en la escapada.
Arderá el tubo de escape, como sus pulmones.
28/05/2010
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