la bombilla ya duerme
bajo los efectos del
prozac
las aceras
los semáforos
y la vergüenza ajena
me atropellan
caigo dominando
los calambres
de la piel como el domador
a sus pequeños
monstruos redentores
la saliva se hace aceite
en el que marcarse
unos largos antes de
desayunar
la bombilla despierta
está vieja
enjuta y olvidadiza
no me conoce
no me reconoce
me apago
trato de sonreír
pero dos colibrís
cejijuntos
sujetan mis pies
para asesinar
palabras
las que no son
las que devoras
cada puto día
Excelente, me gusta mucho tu estilo. He compartido dos de mis poemas en facebook diegotrad@hotmail.com
ResponderEliminarDos de TUS poemas, quise decir
ResponderEliminargracias, Diego!
ResponderEliminarBueno Raquel...me gusta tu poesía porque es muy visceral y al mismo tiempo está muy bien construida. No entiendo el arte sin desgarro, pasión, ahondamiento, FUERZA, belleza, equilibrio, rubor, sarcasmo o sin música, imagen, abstracción,
ResponderEliminarritmo, color, grito...
Todo esto lo encuentro en tus poemas.
Por otra parte tienes detalles muy interesantes con las artes pláticas, en concreto con la pintura, (una debilidad para mí)
(Cuanto más descubierto esté el elemento abstracto de la forma, más primitivo y puro sonará)
KANDINSKY (De lo espiritual en el arte)
Gracias, David!
ResponderEliminarNo se puede concebir, de ninguna manera. Si no se siente en las vísceras, es complicado, cierto.
Un abrazo y de nuevo, gracias por leerme