Enroscada en círculos concéntricos
y vértices sin identidad aprieto los
dientes ante esa luz ronca que me grita.
Todo vuelve a empezar, de fin a principio.
El paracaídas se queda mudo ante la caída
inevitable de mis cimientos al cruzar la
nada siendo una transeúnte más.
Sin identidad. Volver a sentir el olvido
de mis nudillos, la súbita pérdida de mi
propio eco, la pequeña muerte de un relámpago
recién nacido.
07/10/2010
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