miércoles, 27 de mayo de 2015
lunes, 16 de marzo de 2015
Mar, del latín mare
La primera vez que te vi,
temí a la muerte.
No a una lenta, sino a
una acuosa.
temí a la muerte.
No a una lenta, sino a
una acuosa.
Los hombres te definen
como una masa de agua salada
de tamaño menor que
el océano y a mí, como el feto
que nunca quiso despertar
del líquido amniótico.
como una masa de agua salada
de tamaño menor que
el océano y a mí, como el feto
que nunca quiso despertar
del líquido amniótico.
La primera vez que te olí,
aparté los naranjos en flor
de mis manos y grabé
para siempre tus escamas
de sal en mi memoria.
aparté los naranjos en flor
de mis manos y grabé
para siempre tus escamas
de sal en mi memoria.
Alfonsina te buscó para vivir
su eternidad, como las sirenas
poetas que nadan y nadan
en busca de mares menores
y océanos de cristal.
su eternidad, como las sirenas
poetas que nadan y nadan
en busca de mares menores
y océanos de cristal.
Y yo, pez de los avernos que escapó
del cemento, me dejaría devorar
por tu azul espumoso; el mismo del
que Ulises escapa cada día para llegar
a Ítaca.
del cemento, me dejaría devorar
por tu azul espumoso; el mismo del
que Ulises escapa cada día para llegar
a Ítaca.
La primera vez que te vi, mar (del
latín mare), temí a la muerte. No a
la mía, sino a la nuestra.
latín mare), temí a la muerte. No a
la mía, sino a la nuestra.
Por Raquel Egea
http://macleinyparker.com/wordpress/?p=834
http://macleinyparker.com/wordpress/?p=834
martes, 24 de febrero de 2015
Tu fase diastólica puede estar tranquila
Siempre que haya una vía de escape no
detendré tu latido. Tu fase diastólica* puede
estar tranquila.
Tú no lo sabes pero llevo días, horas, minutos
vigilando el control de acceso. Luz roja, detente.
Luz verde, accede.
vigilando el control de acceso. Luz roja, detente.
Luz verde, accede.
El sistema de videovigilancia CCTV acaba de
ser renovado. ¿Me ves?, no creo. Invento dinero
ficticio en el cajero automático que sirve de tocador
a la indigente que vive aquí de noche.
ser renovado. ¿Me ves?, no creo. Invento dinero
ficticio en el cajero automático que sirve de tocador
a la indigente que vive aquí de noche.
Estoy dentro memorizando a fuego
cada rincón de tu sucursal podrida.
Es demasiado grande.
Qué rescate tan inútil, con lo mal
que huele a mierda camuflada con
ambientador.
cada rincón de tu sucursal podrida.
Es demasiado grande.
Qué rescate tan inútil, con lo mal
que huele a mierda camuflada con
ambientador.
Tomo notas mentales e invento laberintos,
cual rutas aéreas invisibles, que me sirvan de escape.
No estaré solo. Por lo menos seremos tres.
cual rutas aéreas invisibles, que me sirvan de escape.
No estaré solo. Por lo menos seremos tres.
Tic, tac…
Habrá un tiempo límite para abandonar el lugar.
Tu fase diastólica puede estar tranquila, si
haces caso a lo que te iré diciendo.
Tu fase diastólica puede estar tranquila, si
haces caso a lo que te iré diciendo.
*Fase de relajación del corazón durante la cual penetra sangre en los ventrículos, procedente de las aurículas.
Por Raquel Egea
http://macleinyparker.com/wordpress/?p=798
http://macleinyparker.com/wordpress/?p=798
sábado, 22 de noviembre de 2014
Infantĭa
La patria quedaba al fondo del pasillo,
entre la espina dorsal de un pez naranja
y la bicicleta que engullía rodillas tiernas.
La infancia del mundo lo era todo.
Nadar boca abajo esperando ver el sol,
levitar como si los pies fueran luciérnagas
y azotar arena fresca a la hora del patio.
Volar, dar un salto mortal y hacer de tus
labios una presa de agua recién nacida.
Cuerpo en extinción, condenado a crecer
rodeado de ratas, cemento agrietado y
cloacas pervertidas por alguna empresa
municipal.
Después, cuando los ojos llenos de luz
acaben inundándolo todo, la velocidad
de los dedos acariciándote disminuirá
considerablemente; dejando a la infinita
niña detrás de la puerta.
Soñando quizá en algún colibrí de
color rojo que venga a beberse el
néctar casero que has preparado y
que guardas frío en la nevera.
entre la espina dorsal de un pez naranja
y la bicicleta que engullía rodillas tiernas.
La infancia del mundo lo era todo.
Nadar boca abajo esperando ver el sol,
levitar como si los pies fueran luciérnagas
y azotar arena fresca a la hora del patio.
Volar, dar un salto mortal y hacer de tus
labios una presa de agua recién nacida.
Cuerpo en extinción, condenado a crecer
rodeado de ratas, cemento agrietado y
cloacas pervertidas por alguna empresa
municipal.
Después, cuando los ojos llenos de luz
acaben inundándolo todo, la velocidad
de los dedos acariciándote disminuirá
considerablemente; dejando a la infinita
niña detrás de la puerta.
Soñando quizá en algún colibrí de
color rojo que venga a beberse el
néctar casero que has preparado y
que guardas frío en la nevera.
jueves, 18 de septiembre de 2014
mi color preferido
El nudo se me hace embudo
dentro de la garganta.
Me estorba la piel si no la
puedes tocar.
Quiero tener las rodillas
malheridas de cama.
Oler a vida al despertar y
buscarte sabiendo que
quizá te escondes para
sorprenderme.
Correr como una madre sin hijos
y ladrar a todos esos hombres
que ni siquiera ya lo son.
Puta mierda.
El mundo ya no es mundo,
es un vertedero lleno de espinas
de peces vivos.
Te voy a construir un puente por el
que puedas volver incluso con los ojos
cerrados.
Sí.
Uno de color rojo, mi color preferido.
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